Enseñanzas de Meishu Sama: Perfeccionamiento a través de la belleza

El sentido de la belleza debe ser cultivado por todas las personas para que la familia, la nación, la sociedad y el mundo reciban influencias constructivas y, como resultado del embellecimiento del ambiente, los hombres perfeccionen su manera de vivir. Surgirá así un mundo sin tragedias o actos abominables. He ahí como deberá ser el Reino del Cielo en la Tierra.

Fue por esa razón que siempre pauteé mi vida de acuerdo con los principios de la belleza. Desde la infancia fui un amante de lo bello. Aun en los tiempos de vida pobre, acostumbraba a cultivar maceteros con flores, diseñaba y pintaba en los momentos de ocio. Siempre que podía, visitaba museos y exposiciones de arte. En la primavera, me deleitaba con las floraciones; en el otoño, con los follajes rojizos.

Hoy, con la gracia de Dios, dispongo de recursos para apreciar lo bello de la manera que mejor me plazca. Puedo, incluso, emplear el verdadero concepto de belleza en la realización de mi trabajo en la Obra Divina. Ese es uno de los motivos por el que muchas personas califican de  lujosa mi vida. Extrañan mi comportamiento, especialmente cuando me comparan con los fundadores de antiguas religiones, quienes difundían sus doctrinas practicando ascetismo y sufriendo privaciones. En realidad, aquellos fueron los tiempos de la Era de la Noche, en que la fe se confundía con un estado infernal. Ahora, sin embargo, estamos ingresando en la Era de la Luz, durante la que la tarea de salvación se procesará en un ambiente celestial.

Meditemos, pues, profundamente sobre esa verdad para poder incorporarla a nuestra vida diaria.

Extracto del Libro: Meishu Sama, Evangelho do Céu, volumen III, Reino Divino, pág. 179 (versión en portugués)