Rapidez (en español)

Dios nunca está atareado, porque transciende al tiempo y al espacio; por eso, Su pensamiento no demora ni un segundo; nada hay, pues, en el área divina, que motive inquietudes. Tales circunstancias sólo se presentan en los hombres. Éstos sí, siempre tienen prisa, porque viven dentro del tiempo y del espacio, de los cuales no pueden huir. Si se preocupan exageradamente de esa limitación, es señal de que tienen “mala cabeza”.

De ahí deriva la necesidad de comprender muy bien que el punto focal del concepto de rapidez reside en la claridad mental.

 

MEISHU SAMA. Evangelho do Céu – vol. II, 2ª edição, São Paulo: Lux Oriens Editora, 2005, pp. 86-87

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